Carta abierta de un padre de la escuela de trial en bici

Soy Antonio, padre de Borja que ha estado practicando en el club los dos últimos sábados. En primer lugar felicitaros por el entusiasmo y dedicación a este deporte y que por dar un espacio mas amplio a vuestros hijos habéis creado esta afición y este club.

En primer lugar os quería hacer una introducción de cómo hemos llegado hasta vuestro club.

En junio de este año, hará tres años que a Borja le regalamos por su cumple entre sus ti@s, abuel@s, su madre y yo la bici que lleva ahora.

Unos meses antes estábamos en una playa de Cantabria llena de rocas, cuando nos quedamos impactados, sobre todo el, al ver por primera vez a varios chicos haciendo biketrial. Al ir al campeonato del mundo en Salamanca reconocimos que uno de ellos era el cantabro Raúl Gutiérrez. Borja desde ese momento no ceso hasta tener la bici, es lo que mas quería hacer. Y cuando la tuvo empezó a entrenar, jugar, frustrarse, caerse, subir, bajar, y descansar también, le gustan otras actividades…

Nunca le dijimos que tenia que practicar tal o cual deporte, siempre fue iniciativa suya qué deporte quería hacer, como lo quería hacer y cuando (a veces no siempre que quería era posible). Todo lo que sabe hacer, sin valorar si es mucho, poco o regular, es por conexión con su propia iniciativa, ir dos veces al campeonato del mundo, una al festibike (siempre de espectador) y ver algún video por el ordenador.

Practicar y practicar cuando el quería. Alguna vez le puse alguna zona, pero era el quien fundamentalmente buscaba sus propios retos. Si el me preguntaba le daba mi opinión sobre como bregar con una determinada dificultad. También en algún momento he sugerido alguna alternativa en determinados obstáculos, pero fue el quien en la gran mayoría de los casos, observaba y resolvía a veces con éxito en relación a su expectativa, otras no y teniendo que lidiar con su propia frustración. Mi función era de acompañamiento de estar ahí con el, pero ya esta. Sin expectativa, sin juicio de si lo que estaba haciendo estaba bien o mal. Compartiendo su alegría cuando superaba ese obstáculo que tantos quebraderos de cabeza le había dado antes, y acompañándole en su dolor y frustración cuando las cosas no le salían como el esperaba.

Lleva ya algún tiempo que lo que quiere es compartir su experiencia con otr@s chic@s. En realidad su demanda era competir, pero como apenas hay carreras por aquí (al menos que sepamos) le dijimos que podría haber la posibilidad de los sábados con vosotros a lo cual el accedió más que encantado. Y aquí estamos.

Desde el respeto que se merece cualquier institución y persona por el hecho de serlo, me gustaría compartir con vosotros y desde nuestro corazón las vivencias que Marisol, mi mujer, y yo tuvimos sobre todo el último sábado. No quiero que se entienda como una critica porque no lo es, porque asumo que cada uno de nosotros hacemos lo mejor que sabemos y queremos en cada circunstancia de la vida.

Y lo que para una persona es una cosa, para otra es otra, y no hay ni mejor ni peor, porque cada uno tiene unos marcos de referencia diferentes e igualmente respetables. A veces las experiencias de otros nos hacen ver la realidad de una manera nueva, otras veces nos hacen reafirmarnos en como la estábamos viendo.

Fue impactante para nosotr@s algunas cosas. En primer lugar me sorprendió ver como se ayudaba a los chicos. Me preguntaba, ¿por que hay que sujetarles? ¿Para que no se caigan? Si el chico esta asumiendo riesgos razonables y eso lo debería saber el mejor que nadie, no pasa nada porque se caiga, es parte de donde esta, es parte del reto, del aprendizaje, aprender a caer para aprender a levantarte.

El punto es si es para que no corra peligro entonces es porque el niño esta asumiendo riesgos por encima de sus posibilidades. Escuché a niños y chicos que no querían hacer algo porque no lo veían, porque tenían miedo y de alguna manera se les inducía-forzaba a hacerlo sujetándolos diciéndoles que era fácil y que no tuviera miedo. Mi padre me decía «el miedo es libre». ¿No tenemos derecho a tener miedo? En mi opinión si, y ese miedo es un miedo sano, es un mecanismo de defensa que nos pone determinados limites y cada uno con sus vivencias y experiencias tiene el umbral del miedo a lo que sea en sitios diferentes.

Eso no significa que no vayamos a superar ese miedo si nosotros queremos, pero debemos hacerlo desde otro punto en el que nos sintamos seguros y así nuestros avances serán desde la plenitud de nuestro ser, no desde lo que otros dicen que deben ser. En mi opinión esta sociedad invita a que miremos fuera, los medios de comunicación también, y en general el deporte también. La gente parece que quiere medallas. Un ejemplo. China ha sometido a sus niños y niñas durante los últimos años a unas condiciones no humanas para mostrarse al mundo como la potencia deportiva del mundo y arrasar en el medallero olímpico, pero arrasando también el desarrollo integral de esas personas.
Es un ejemplo extremo, pero que sirve para evidenciar una realidad extendida.
La sociedad pide medallas, la persona pide hacerse a si mismo.

Vi a padres y monitores molestarse con sus hijos y pupilos porque no cumplían con sus expectativas, porque pensaban que los chicos no tenían que mostrar miedo o inseguridad donde lo estaban haciendo y además sujetándoles porque si no su seguridad corría peligro. En mi opinión el maestro debe de estar ahí siempre que el pupilo le reclame, mostrarle su sabiduría, pero no debe de hacer el camino por el, debe dejar que su pupilo se haga a si mismo, y da igual que sea un monje budista que un aprendiz de biketrial.

Hace apenas un año que me di cuenta de algo muy importante en mi vida. A los 10 años me regalaron una «Chispa» (moto de trial de niño) y desde entonces y hasta los 17 años disfrute de excursiones, entrenamientos, zonas, competiciones y muchas otras cosas con mi hermano y con mi padre. Disfrutaba de cada instante, no tenía presiones sobre lo que tenía que hacer o no hacer. A veces había algo de la sabiduría de mi padre que me molestaba. Decía «no tienes que demostrar nada a nadie», y me lo decía en el momento en que estaba tratando de demostrar algo. Y aprendí y disfrute mucho sin tener que demostrar nada a nadie ni tampoco a mi mismo.

Era el disfrute del reto de manejar las dificultades, conectar con tu propia esencia desde el fluir y no desde la exigencia. Gane varios campeonatos de Madrid en Juvenil y Júnior, pero mi visión no estaba en el campeonato, sino en conectar con la zona, en que me decía la zona. En otra ocasión en la ultima prueba del Pentagonal (5 pruebas en 5 provincias de la zona centro) y a mitad de la prueba empecé a tener un fuerte malestar (¿psicológico? Posiblemente) y me retire de la carrera. Si hubiera ticado las zonas que quedaban con 5 habría tenido los puntos suficientes en la carrera para haber ganado el Pentagonal, pero en ese momento no era lo importante, simplemente no estaba disfrutando y me retire.

Con 17 años me fui a estudiar fuera de España y a la vuelta mi padre me dijo «si quieres que sigamos me lo dices» y nunca mas le dije que quería seguir. Se había acabado un ciclo, con un aprendizaje valiosísimo, integrado en mi ser y que ha sido rescatado de forma inconsciente y contundente hace unos pocos años (ahora tengo casi 43). Siento que mis padres me habían ofrecido con el trial, creo que sin que ellos lo supieran conscientemente, un marco de referencia en el cual me podía hacer como persona, al margen del deportista.

Insisto en que os ofrezco mis vivencias no para comparar o criticar, sino para compartir otro punto de vista. Desconozco que tipo de respuesta puede tener esto a nivel particular, de monitores o de club. Soy un desconocido para vosotros, pero estoy abierto a profundizar sobre ello con quien lo sienta.

Para nosotros es un aspecto bien importante en lo que esto supone para Borja (y Hugo si decide entrar algún día) y en lo que a el le toca pedimos:

  1. Que no se le sujete, si no puede hacer algo, porque no ha dado los pasos previos, que no lo haga, ya llegara si tiene que llegar.
  2. Igualmente pedimos que no se apele al miedo o la valentía para incitarle a hacer algo. Y asimismo evitando, en la medida de lo posible, los juicios de bueno o malo y sustituirlo por descripciones de la realidad como «lo conseguiste!», «lo has subido» , «lograste subir», etc. o «esta vez no has podido», «te has caído», «te has hecho daño» (no negar el dolor o la frustración).
  3. Para nosotros no es importante que gane o pierda, solo que comparta, que disfrute y que se encuentre con él mismo (con sus facultades y sus limitaciones). Así que al poner el peso en el ser mejor o peor que otros, le puede hacer perder ese contacto necesario con él mismo.

Gracias a mis Hijos
Gracias a mi Padre
Gracias a mi Madre
Gracias al Club por ofrecer este espacio de encuentro
Gracias a todos Vosotros por habernos escuchado.

Un abrazo a todos, Antonio Conejos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.